miércoles, 8 de junio de 2016

Dulce Tortura






De pronto mi pensamiento se volvió confuso, por instantes en mi mente se dibujaba el rostro más interesante que había visto en mi vida, no sabía ni siquiera si podría ser real, no imaginaba que aquella mujer fuera la dueña de mi sentir, sin ni siquiera conocerla, la adoraba con todo mi ser, ¿pero era esto posible? Era la creación de mi imaginación, mi mente jugaba al hacer a aquella persona la dueña de mis noches y desvelos, el solo pensarla, el solo imaginarla.

El café de sus ojos me volvía loco, pero más aún cuando la imaginaba viéndome, su sonrisa hacía que sintiera lo que era la felicidad, me robaba la calma, me aceleraba el latir de mi corazón el solo pensarla, de su boca lo único que esperaba era un “hola”, pero, ni siquiera la conocía, no sabía si existía, desconocía su paradero ¿cómo hacerle para investigar si esa mujer era real?

Estaba enamorado de mi imaginación, estaba enamorado de alguien irreal, estaba perdidamente confundido, pensaba en ella como si nos conociéramos, mi mayor fantasía era saber si existía.


Y si un día, Dios me diera la oportunidad de conocerla, de tratarla, de contemplarla, juro que la amaría más que a mí misma vida, juro que la besaría como nunca lo he hecho, juro que juraría no dejarla nunca, pero, aun así, sigue siendo solo mi imaginación, ojalá que en un día de esta o de otra vida, pueda saber que existe, mientras tanto, dejaré que mi inconsciente me torture porque estoy empezando a disfrutar de esta sensación de poder cruzar mi camino con ella, mi ilusión. Pero sigue siendo solo mi imaginación, por lo pronto, prefiero seguir ilusionado con lo que no sé si algún día se dará y disfrutar de esta dulce tortura.