lunes, 27 de abril de 2020

EL MATRIMONIO Y EL INFIERNO







Después de casarme, las noches se convirtieron en todo lo que odié desde pequeña, oscuras, frías, y violentas, el miedo apoderado de mi ser no me permitía cerrar los ojos y mucho menos dormir.

Cuando era niña, mi madre siempre me habló de los seres de luz, los llamados ángeles que  estarían para velar mi sueño, conforme fui creciendo mis noches comenzaron a ser diferentes, el sueño de ser feliz ya no lo veía tan cercano, mis ángeles ya no estaban conmigo.  


Han pasado ya tres noches, debo confesar que tengo 72 horas despierta, no puedo conciliar para nada el sueño, cierro los ojos y lo primero que veo es a él, ese hombre que por 5 años destruyó mi vida, que por cinco años me humilló, me golpeó y me hizo sentir como la basura más insignificante del mundo. Pero hay algo que ha cambiado en estos días, ya no escucho sus mentiras, sus insultos, ya no lo escucho,   es aquí en donde pienso que aquellos seres de luz regresaron para protegerme, pero siento un aire muy frío, siento que algo no está bien. Pasadas las horas de pronto comencé a escuchar aquel ruido peculiar de las llaves abrir la puerta de mi casa, era él, había regresado, poco a poco el pisado de sus pies sonaba al subir las escaleras rumbo a la recamara, estaba  atemorizada, tenía miedo, estas más de 72 horas habían sido las más tranquilas en los últimos 5 años. De pronto llegó a la habitación, yo abrazada de mi almohada hice como que dormía, escuché que entró  y que lentamente se iba acercando, yo acostada fingiendo dormir sentí cuando él se sentó en la cama,  estuvo cerca de 10 minutos sin dirigirme la palabra, solo sentí cuando con sus manos acariciaba mi cabello,  sin decir una sola palabra. La noche se tornó extraña, él, seguía sentado en un lado mío, sin despertarme, solo percibí un aroma distinto, ya no era el alcohol ni el tabaco impregnados en su piel, debo decir que era un aroma lindo, aquel del que me enamoré cuando se acercó a mí por primera vez y cuando me pidió ser su esposa, me abrazó tan fuerte que recordé a quién conocí hace más de  5 años, porque esta vez  su fuerza la sentí diferente, con ganas de protegerme, yo seguía inmovilizada, prefería no voltear y seguir viviendo ese sueño, donde parecía que todo era como antes de estar casados, por primera vez después de 5 años de matrimonio no sentí miedo, sentí tranquilidad hasta que por fin pude conciliar el sueño.


A la mañana siguiente, desperté y ya no se encontraba ahí, bajé a prepararme el desayuno, no sé cuánto había dormido pero me sentía de lo mejor, noté que había algunos cambios en  la casa, imaginé que con el objetivo de mejorar la relación mi esposo había hecho todo esto, los tulipanes rosas en el comedor fueron similares a aquellos que utilizó cuando me pidió matrimonio, la casa tenía un lindo color blanco en sus paredes, y me puse a pensar ¿cuánto dormí? No lo sabía. El día transcurrió con muchísima rapidez, llegada la noche, lo estuve esperando, estaba dispuesta a platicar con él, a buscar ayuda profesional y tener una relación estable, lo estuve esperando hasta que por fin volví a escuchar sus llaves abrir la puerta principal, me hice la dormida, esperando que hiciera lo mismo que una noche antes, subió de la misma manera, lentamente, al entrar a la habitación volví a percibir ese aroma que me enamoró hace 5 años, decidí por fin voltear y mi sorpresa fue que ahí estaba él, con la misma ropa, mismo peinado con el que me pidió matrimonio, me paralicé porque me sentía entre la alegría y el miedo, no sabía cómo reaccionar a aquello; cuando él me vio, sonrió, me abrazó y al oído me dijo “a partir de hoy, vivirás tranquila, no temas más”, no puedo negar que mis sentimientos eran como una montaña rusa, ¡lloré desconsoladamente de alegría porque estaba con el mismo hombre del que me había enamorado! Y él me abrazaba tan fuerte que no quería que ese momento terminara.  Después de casi media hora abrazados sin decir una sola palabra me dijo “es hora, acompáñame”  no sabía a qué se refería, así que hice lo que dijo, lo acompañé, él delante de mí, caminó hacía el baño principal, lo alcancé y abrimos la puerta juntos como aquella vez en nuestra luna de miel, al entrar al baño no daba crédito de lo que estaba viendo, ¡Era yo recostada en la tina del baño! Mis manos estaban cercenadas, había sangre por todos lados, el agua con un tono rojizo por la sangre derramada, me puso en shock, cerré los ojos y deseaba tanto que aquello que pasaba fuera una pesadilla, pero al abrir los ojos ahí seguía mi cuerpo inmóvil, volteo inmediatamente para buscar a mi esposo y preguntarle qué estaba pasando, lo vi ahí pero esta vez de espaldas, le grité preguntando desesperadamente  ¿qué está pasando?,  él,  lentamente comenzó a voltear pero su apariencia era distinta, ¡estaba viendo a la muerte!  me dijo “hija, tus ángeles te regalaron una última noche con el mejor recuerdo que tuviste con él, 72 horas antes de que los seres de luz negociaran conmigo estuviste desangrándote lentamente hasta morir en esta tina de baño, no pudiste con tanto peso sobre tu espalda, no aguantaste más humillaciones y golpes que asesinaste a tu esposo mientras dormía, lo apuñalaste directamente al corazón, estuviste tres noches con su cuerpo recostado en un lado tuyo hasta que no pudiste aguantar lo que habías hecho y te suicidaste, pero tus ángeles protectores se sacrificaron para que tuvieras un último recuerdo, así que, es momento de irnos".