viernes, 23 de septiembre de 2016

Sin decir adiós



Y ahí estaba yo, pensativo de todo lo que estaba aconteciendo, con la mirada perdida, recordando todos aquellos momentos en los que la felicidad eran de lo más normal, las risas, los abrazos, todo sin duda parecía ser el sueño que cualquier persona quisiera. Fueron meses en los que el motivo para seguir adelante, era saber si ella estaba bien, en donde llegar al final de la semana significaba tener los mejores momentos a su lado, ese sueño se convertía en realidad a cada instante, el escuchar que de sus labios pronunciara mi nombre me volvía loco, parecía un niño en plena navidad, pero esa navidad se veía reflejada en mi sonrisa de enamorado de aquella linda mujer que me enseñó a ser mejor persona, me mostró que la vida es para disfrutarla, para amar, compartir y sobre todo vivir, me enseñó a decirle basta a los fantasmas del pasado, me convenció a enfrentar mis peores miedos, pero el recuerdo que más presente tengo, es aquel en donde por primera vez en la vida aprendí a amar.

Nuestra historia era tan perfecta que no era creíble, ¿cómo era posible estar con alguien y nunca discutir? Son pensamientos que nunca pude descifrar, pero en lugar de preguntarme preferí disfrutar esos maravillosos instantes de ilusión, la esperanza que veía en sus ojos me llenaban de energía, me decían que siempre debemos levantarnos de todas las caídas. Nunca pensé que todo esto fuera a desvanecerse, por mi mente nunca pasó que algún día eso acabaría, para entender un poco más esto decir que con la simple mirada nos hacíamos el amor, y para mí, escuchar su voz era el pretexto para despertar y llamarle, me emocionaba tanto escuchar las veces que me decía que me quería. Fue una época mágica en mi vida.

De pronto un día todo comenzó a cambiar, el brillo de sus ojos poco a poco fue desapareciendo, como si yo hubiera cometido algún error, sus risas se transformaron en tristezas, las alegrías en aburrimiento para ella, me di cuenta que ya no disfrutaba estar conmigo, quería entender que era lo que pasaba, quería descifrar la razón de su comportamiento, pero no lo logré, lo único que pasó recuerdo muy bien, fue que mi comportamiento se volvió similar al suyo, algo que nunca quise que sucediera, porque realmente yo amé con todo mi ser.


Hoy, sigo contemplando su recuerdo, porque podrán pasar mil atardeceres y ninguno volverá a ser el mismo si no estamos juntos, podrán existir millones de mujeres, pero esa locura con la que la amé no me permite voltear a ver  a alguien más para compartir mi vida, lo quise intentar, pero lo único que hacía era lastimar a buenas mujeres que me entregaban su cariño, y yo les fallaba, las noches nunca más volvieron a ser las mismas, los días se volvieron grises, ya no tenía un motivo para estar alegre. Y aunque el tiempo se agote, ella es y será el gran amor de mi vida, aún sigo preguntándome ¿Qué fue lo que pasó? ¿amará a alguien más? Eso posiblemente lo hubiera comprendido, yo sé que nadie se ha muerto de amor, pero el que se haya ido sin decir nada, el marcarse sin decir adiós,  lo único que me hace pensar es, que se cansó de mi amor…