miércoles, 29 de marzo de 2017

HABLAR EN PÚBLICO



Recuerdo muy bien un momento que me sucedió exactamente cuando tenía 17 años, tuve la oportunidad de tomar un micrófono y conducir un evento en mi facultad, mi labor era presentar a las autoridades que se encontraban presentes, quizá suena como algo muy sencillo, pero para mí no lo era, porque toda desde los 10 años siempre que hablaba frente al público lo hacía en el estilo de lo que muchos llaman oratoria clásica, un estilo fuerte, apasionado, pero este no era el lugar para hacerlo (el evento del que hablo) ya que si hacía eso, todos pensarían que estaba loco o bien podría salir del protocolo. Llegó el momento de abrir el evento con las palabras de bienvenida, mis manos temblaban, mi rostro mostraba inseguridad, comencé a sudar, mis piernas parecían el epicentro de un terremoto,  al decir las primeras palabras del mensaje, me trabé, mi rostro enrojecido no podía esconder la “pena” que sentía en ese momento, seguí con la conducción del evento, error tras error, palabras mal dichas, mi dicción se notaba pésima; estar frente a todos y hacer el “ridículo” me hizo hacerme una promesa, que nunca más me volvería a suceder eso, que me prepararía para poder hablar frente a la gente sin necesidad de hacerlo como discurso de oratoria, y fue entonces cuando inició mi camino en este mundo de la exposición en público a forma de conferencia.

No puedo negar que fue complicado cambiar un estilo por otro, tuve oportunidades que varias personas me brindaron para poder practicar lo que estaba aprendiendo (observando videos y leyendo) y entonces seguí por ese camino.

Hoy después de casi 11 años de ese acontecimiento puedo decir que una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida es esa, prepararme para no volver a pasar tragos amargos frente al auditorio. Desde ese día he ido aprendiendo de las personas que me rodean,  recuerdo muy bien que para saber si había aprendido bien, necesitaba empezar a compartirlo, entonces a los 19 años, comencé a apoyar a personas que en algún momento de su vida fueron presas del pánico escénico y los nervios se los comieron, apoyé a algunos conocidos que posteriormente se hicieron mis grandes amigos, hasta que un día una persona me preguntó si me podía contratar para ayudarle en una exposición que tendría, a lo que yo accedí, después de esto empezaron a buscarme personas que por medio de recomendación dieron conmigo, entre ellos profesionistas, estudiantes y algunas personas del servicio público, sin duda para mí todo esto fue gratificante, porque además de ganar monetariamente, ganaba en experiencia, y eso es lo que comenzó a formar en mi un pensamiento que iba más allá que una clase particular. En ese lapso de mi vida, me encontraba viviendo una situación sumamente complicada (lo pueden escuchar en la conferencia de emprendimiento de mi marca) y llegue a la conclusión de que si podía ayudar a la gente a que vencieran sus miedos al hablar en público, entonces era tiempo de pensar en grande, de crear una institución que se dedicara a eso, ahí es donde comienza El Poder de Convencer M.R.

A casi cuatro años de su creación, tengo la dicha de poder decir que he compartido mi experiencia con cerca de 10,000 personas, entre cursos, conferencias y he visto que el “Hablar en público” es uno de los miedos más grandes que las personas tienen, un miedo que alguna vez en mi vida compartí, pero al igual que esas diez mil personas decidí enfrentarlo. De mis alumnos he aprendido que uno de los temores por los que no se atreven a exponer frente a un público es el miedo “al qué dirán” desde este momento les digo a todos ustedes que están leyendo este post, ese miedo deben comenzar a hacerlo a un lado, principalmente porque quien está frente al púbico son ustedes, aquí ya habla mucho de ustedes porque tuvieron el valor de hacerlo, algunos otros lo hacen porque es su deber (clase, venta, reunión, etc.) pero también les digo que se sientan honrados por tener la oportunidad de pararse frente a otras personas a exponer.

En este tiempo he tenido alumnos que por miedo al hablar frente a la gente han optado por salirse de la universidad, renunciar a su trabajo o dejar que otros expongan sus proyectos. No saben lo que es para mí el poder apoyar este tipo de situaciones porque me “encanta” mostrarles una parte de ustedes que quizá no conocían y esa es  “que vean que si pueden hacerlo”, claro esto cuesta tiempo,  esfuerzo y para quienes han estado en alguno de mis cursos sabrán que también les cuesta enojos, porque realmente las dinámicas que utilizo son demasiado complicadas, me gusta llevarlos al clímax porque sé que así es como sacarán ese verdadero “yo” que llevan dentro. He aprendido de todos y sé que también han aprendido de El Poder de Convencer, hoy les digo que estoy muy agradecido por permitirme no solamente ser su asesor, sino también ser parte de sus vidas, porque para mí esa es la intención más grande, el poder causar un impacto positivo y hacer que se den cuenta del potencial que tienen.

Convencer en público no es un don, es un hábito provocado por la práctica. Entonces,  tú que lees este post, quieres ser bueno hablando en público y quieres vencer tus miedos, lo que tienes que hacer es, hablar en donde quiera que tengas oportunidad, olvidar que tienes miedo y enfrentarlo, aquellos que nunca han estado en capacitación conmigo se preguntarán ¿cómo lo voy a hacer? La respuesta la encontrarás con estos tres pasos que a continuación te comparto:

  • ·    Convéncete para convencer: Si quieres convencer a la gente que te escucha, primero debes estar completamente convencido de lo que estás compartiendo, conocer tu tema (producto, servicio, etc.).


  •     Respiración factor más importante al exponer: Así como lo leen, el respirar nos ayudará a poder controlar nerviosismo, trabajar con la fluidez de la exposición y sobre todo no permitirá que nos aceleremos siempre y cuando, aprendamos a respirar correctamente cuando hablamos en público (Inhalar por nariz y exhalar al momento de hablar).


  • · Nerviosismo “El motor de tu éxito al exponer”: Muchos se preguntarán ¿Cómo que el nerviosismo es mi motor? Pues si, porque el nerviosismo es eso que le da sabor a lo que hacemos, el nerviosismo es ese Goliat que alguna vez David enfrentó, es tu rival a vencer, ¿qué esperas? Es momento de enfrentarlo y vencerlo.


Estoy convencido que con estos tres sencillos pasos tus presentaciones cambiarán de manera impactante, podrás controlarte, aprenderás a trabajar frente a personas y sobre todo lograrás tener el poder de convencer.


Alberto Ramírez Rodríguez, fundador El Poder de Convencer M.R. 

martes, 7 de marzo de 2017

Gracias por romperme el corazón



Quiero saber la verdadera razón por la que ambos nos dejamos de querer, sé que de palabras no se mantiene el amor, pero tampoco con tu indiferencia lo haríamos. Recuerdo que muchas veces me dijiste “en tus manos está la decisión de terminar”, algo que no entendía, hasta que comprendí que esa persona que volvió de tu pasado, de quién tú decías no me preocupara, despertó un interés que ni siquiera vi que tuvieras hacía mí.

No puedo entender y no quiero hacerlo, no es posible que después de tanto tiempo, tantos besos, atardeceres y amaneceres, después de decir que me amabas como nunca lo habías hecho, simplemente ese sentimiento se esfumó, se desvaneció sin decir nada.

Nunca imaginé que tu cambio de parecer se debía al volver a ver a esa persona que un día se fue, que regresó tratando de enmendar su error. Siempre me pasaba por la cabeza, que quizá te sentías mal, estabas estresada por el trabajo, la escuela, buscaba cualquier razón, pero nunca la encontré, hasta el día de hoy de  hace un año.

Recuerdo muy bien la tarde soleada, te había citado en nuestro lugar favorito, todo estaba preparado para la “gran noche”, yo sabía que estábamos en una situación complicada por tu notoria indiferencia, pero también sabía que muy en el fondo yo era el hombre de tu vida - que estúpido fui-, pienso hoy- así que estaba dispuesto a dar el paso más importante de cualquier pareja, sí, te iba a pedir matrimonio, todo estaba calculado, los meseros sabían todo el show que iban a montar, el mariachi (tu música preferida), todo estaba listo, sin duda me sentía esperanzado porque al fin daría el paso más importante, pedir que fueras mi esposa, que nos diéramos toda la eternidad para los dos. Eran exactamente las 6pm, la hora en la que te había citado, recuerdo muy bien que, al intentar besarte, volteaste un poco la cara, no entendía, pensaba que el estrés te consumía, pero lo deje pasar. Tus palabras fueron claras “tenemos que hablar”, sonreí por un momento porque yo quería hacer lo mismo, hablar y hacerte la pregunta poderosa, hasta que de tus labios salió “Te amo y eso nada lo cambia, pero quiero ser lo más  sincera contigo, ayer que te dejé plantado en tu casa, no fue necesariamente porque me sintiera mal,  y mucho menos me dormí temprano, lo que pasó anoche fue que Adán me citó para tomarnos un café, no sabía qué hacer, quizá debí haber dicho que no, pero mi mente me decía que tenía que aceptar, como sabes él y yo nunca terminamos nuestra relación, solamente se fue sin decir nada, sé que esto fue hace 4 años, así que accedí, te cancelé y me fui a tomar un café con él, la verdad tenía mucho de no sentirme tan a gusto con una persona, no quiero mentirte, me la pase muy bien en el café, pero después me invitó a su casa, no sabía qué hacer, y una parte de mi seguía diciendo que aceptara, así que lo hice, se nos hizo tarde, nos pasamos el resto de la noche conversando, recordando, hasta que al momento de despedirme me besó y yo contesté ese beso que fue el guía para entrar a su recámara. Perdóname mucho por mentirte, perdóname por haber asistido a esa cita, pero muy en el fondo necesitaba cerrar ese ciclo de mi vida, y la noche de anoche para mí fue eso, un cierre. En tus manos está la decisión de terminar”

Mi rostro reflejaba impotencia, enojo, tristeza y sobre todo decepción, mi mano derecha se encontraba sobre la mesa, estaba cerrada porque dentro de ella traía conmigo el anillo de compromiso que compré para ti, tus palabras me decían mucho, pero tu rostro al momento de contarme todo me hizo ver una cosa, a pesar del tiempo y del sufrimiento que tuviste con él, aún lo amabas, así que decidí hacerme a un lado, me dolió muchísimo, y me dolió más la forma en la que me dejaste a mí la responsabilidad de romper la relación que teníamos, porque ni siquiera para eso tuviste coraje.
Hoy después de un año, quiero agradecerte, el que me hayas hecho eso, te agradezco mucho tu indecisión, y sobre todo que me hayas mentido para ver a tu ex pareja, porque eso  hizo darme cuenta que tú a mí no me querías, solamente estabas a gusto, y sí, me dolió muchísimo, porque te entregué todo mi amor sin medida, pero te agradezco, porque meses después me di cuenta que una de las personas más cercanas a mí, toda la vida me había querido en secreto, y hoy estoy luchando conmigo mismo para quererla tanto como ella a mí.

Gracias por romper mi corazón en mil pedazos, porque gracias a eso hubo una persona que lo está reconstruyendo.

Posdata: Sé que tu Adán te volvió a hacer lo mismo, te dejó sin decir más, y también sé que has preguntado por mí, hoy te pido de corazón, sobre todo si alguna vez me quisiste como decías, por favor, no vuelvas a buscarme.


Con cariño Alrez.