Y entonces ahí se encontraba, pensativa,
callada, pensando la razón del por qué las
personas son tan crueles, porque de pronto la vida se le estaba escapando, su
juventud la sentía agotada, los suspiros ya no eran los mismos o al menos ella
eso pensaba.
De ser una chica tan sonriente se
volvió apagada, la luz de sus ojos desaparecía lentamente, los desvelos la
estaban consumiendo, el alcohol era su refugio, el tabaco la manera más estúpida
para tranquilizar su ansiedad, hasta que un día decidió probar algo más
intenso, algo que la hiciera no volver a recordar esos momentos tan malos.
Día y noche encerrada, día y
noche drogada, sin entender ¿por qué la vida así la trataba? ¿Acaso Dios se había
olvidado de ella?
Un día decidió salir de su
cuarto, por fin se bañó, limpió su lindo rostro y se vio fijamente al espejo,
se observaba y se daba cuenta que
aquella chica alegre estaba muerta, consumida por la crueldad de la
gente y se percató que todo lo que le ocasionó daño en algún momento, ahora
estaba repercutiendo también su físico por lo que tomó una decisión que
cambiaría su vida. Decidida a no volver a los vicios, enfrenta en los
siguientes días, mucho dolor, ganas de volverse a drogar, pasaron las semanas y
poco a poco, aquella bonita mujer recuperaba sus ganas de vivir, recordaba lo
bueno que era disfrutar de un rico café sentada en el comedor de su hogar, ya
no pensaba más en los momentos tan duros que pasó, ya no recordaba lo que era
estar bajo el influjo de alguna droga, todo esto por amor propio.
Pasaron dos años exactamente
desde la última vez que bajo el influjo de la cocaína estuvo a punto de
quitarse la vida, las huellas de ese recuerdo son imposibles de borrar, cada
que observa sus manos se da cuenta de las marcas que aquella navaja le dejó
cuando fallida mente intentó cortarse las venas; ese recuerdo la ponía triste,
la hacía volver a vivir todo por lo que sufrió, pero tenía que pasar. Seguía sin entender muchas
cosas, todos esos oscuros momentos la hacían no volver a estar ahí, la hacían
ser mejor cada día, porque tocó fondo y le costó demasiado salir de ahí.
Aquí la pregunta es ¿qué causó
que dejara de mal vivir? La respuesta es sencilla, en aquel intento fallido de
suicidio, se desmayó por el exceso de droga y alcohol en su cuerpo, por lo que
tuvo un sueño que la hizo cambiar de pensamiento, soñó que Dios le decía: tengo
un destino para ti, tengo un proyecto que debes liderar pero antes tienes que
pasar por todo esto, tienes que superar tus adicciones, para nada te he dejado
sola, siempre he estado ahí, pero así como muchos piensan a veces soy cruel
porque tengo que serlo, para hacer que la gente como tú cambie de parecer, vas
a sufrir pero ese sufrimiento te ayudará a que más adelante puedas disfrutar tu
vida y ayudar al prójimo, pero antes debes cambiar.
Ella volvió a ser feliz, volvió a
saber lo que era estar tranquila, las cicatrices de sus manos la hacían
recordar aquel sueño en la que por primera vez habló con su Dios, que a pesar
de ser solo eso, un sueño, que tan necesarias son las palabras de alguien
cuando una persona se está en problemas.