Te han dado esta carta porque hoy
es un día en el que posiblemente estás derramando lágrimas, y sé que es porque
reflejan el amor que me tienes, hoy estás recordando cada uno de esos bellos
momentos en los que compartimos más que el tiempo, compartimos nuestras vidas,
sonreímos, lloramos, gritamos pero siempre juntos.
Hoy sé que miras al cielo y
preguntas al creador ¿por qué? Pero créeme que a veces la vida es tan compleja
que nunca la vamos a entender, hoy te explico cada una de mis razones por las
cuales fui duro contigo, la primera de ellas, quería que supieras que en la
vida las cosas no son fáciles, debes ganarlas nunca pedirlas, no acostumbrarte
a que recibas sin esforzarte, eso estoy seguro lo hice muy bien porque hoy te
has convertido en una persona responsable, que lucha, que pelea que siempre se
levanta cuando cae, que encuentra soluciones a todos los conflictos, sé que
quizá a veces no entendías mi forma de educarte, pero aquí está el resultado.
La segunda, siempre tuve el deseo de que fueras una persona educada,
respetable, y hoy lo eres, por eso fui estricto, sé que a veces me excedí pero
supe que tuve razón, hoy la gente te ve con autoridad, con respeto y sobre
todo, te ven como una persona de bien, un ejemplo a seguir. La tercera, y de
esta me arrepiento muchísimo, nunca te demostré mis sentimientos, porque así me
criaron a mí, aquí sí sé que me equivoqué por completo, porque no te enseñé a
mostrarte al mundo como eres, lo que llevas dentro, pero por medio de esta
carta que hoy lees, quiero que sepas que siempre fuiste mi adoración, sé que lo
sabías porque con acciones lo demostraba, pero debí decirlo, hoy lo sabes, hijo mío.
Te quiero pedir algo, te quiero
pedir que no llores frente a mi tumba, no derrames lágrimas por mí, recuerda
siempre los momentos más alegres, lo que
necesito que hagas, es que a tus hijos los eduques como yo lo hice contigo,
pero a ellos diles que los amas, diles que los quieres y que son tu razón de
vivir. Te quiero pedir, que sigas siendo la misma persona, y que esas lágrimas
que hoy se están derramando se conviertan en acciones por el bienestar de
quienes te rodean, siempre busca hacer algo por el prójimo. Sonríe y agradece a
Dios que aun tienes la oportunidad de ver la luz del día, quizá a mí se me
acabo ese tiempo, pero recuerda que tu vida es prestada y que en cualquier
momento vendrás conmigo para que volvamos a jugar como cuando eras niño.
Te quiero mucho hijo mío, ahora sí,
puedo decir “Vida nada me debes, vida estamos en paz”, nos volveremos a reunir
y esperaré con ansías ese momento, para que vengas a platicar que hiciste lo
mejor por tus hijos.
Tu Papá
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