Después de 2 años de intensa
soledad, en donde no puedo negar que la pase muy bien, las experiencias que
viví no las cambio por nada, tuve la oportunidad de saber lo que era convivir
sin tener el sentido de la responsabilidad o que algún nombramiento me atara a
alguien. No puedo negar que de 7 días de la semana 5 son de fiesta con mis amigos o familiares, los
excesos siempre estuvieron presentes, no me quejo, la vida que me estaba dando
era lo que necesitaba para salir de ese terrible bache tan profundo en donde
había caído cuando mi ex pareja me dejó, batallé muchísimo para adaptarme a la
soltería, no sabía cómo acercarme a una mujer, les tenía un miedo
impresionante, pues me había acostumbrado a estar con una sola persona durante
muchos años y de pronto todo se acabó.
Hoy puedo decir, gracias a mi ex
pareja, porque gracias a que rompimos nuestra relación soy la persona que soy,
me hice un total y absoluto despiadado para trabajar, comencé a amar mi
trabajo, días y noches, por la mañana toda actividad debía estar vinculada con
el obtener ingresos, por la tarde mis pasatiempos para despejar la mente y por las noches en el rico trabajo
de las relaciones públicas, ¡qué vida!
Toda una montaña rusa de
emociones, estaba enamorándome perdidamente de mi forma de vivir, de saber que
nadie me mantenía checado, que nadie me reclamaba, que nadie me exigía el no
asistir a cierto lugar, eso me estaba encantando, la libertad por fin la había
conseguido.
Después de tanto tiempo, vuelvo a topar con pared, después de tantas
noches, vuelvo a encontrar ese alguien que ha robado mi aliento. Confieso que
para mí, esta sensación es sumamente complicada de aceptar, porque la vida que
he tenido en este tiempo ha sido fantástica, pero más que complicado, soy
temeroso a lo que pueda suceder, no quiero que ese alguien se vuelva parte de
mi vida, porque sé, lo que traerá consigo, sé que tendría que cambiar mi forma
de ser, las largas jornadas de festejos deberán cesar, pero sobre todas las
cosas, el tener que vivir para una sola persona es lo que más me aterra, porque
cuando me entrego lo hago totalmente y no pienso ni deseo enamorarme de
alguien. He decidido blindar mis emociones, he decidido no volver a sentir,
aunque por dentro esta sensación me está matando, aunque por dentro todo me
incita a ver más allá de mis propias narices, a dejar de ser egoísta, pero, y
si logro derribar las barreras que yo mismo estoy levantando, ¿ella hará lo
mismo? , mientras sigo con esta indecisión, no puedo evitar decir que hoy poco
a poco estoy cambiando todos esos hábitos parranderos y los estoy sustituyendo
por horas y horas de conversaciones con ese alguien, quizá aquí está la respuesta
a la pregunta que me hice, haré el intento, porque los hombres si sentimos, pero no prometo absolutamente nada, lo que si
prometo es nunca cambiar mi forma de ser, porque el día que te encontré ese día
supe que eras mía como yo tuyo.
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