Tan cansada de todo lo que la
rodeaba, noche tras noche se sentaba en un lado de su ventana observando
fijamente las estrellas, pensando que un día podría convertirse en alguna o
quizá no porque sabía que todo lo que alguna vez le contaron era mentira como
su sonrisa, la tristeza su faceta más recurrente, sus días eran largos,
aburridos y sin sentido, sin duda las ganas de vivir eran pocas.
Su fuerza, sus sueños, sus deseos,
todo había desaparecido, todo le fue arrebatado, la vida como jueza injusta le daba
lecciones que destruían la más pequeña de las esperanzas, su amor propio no
existía.
Los recuerdos de su infancia la
perseguían, el maltrato sufrido lo revivía al cerrar los ojos, era imposible
borrar aquellas imágenes que en su cabeza rondaban, el recuerdo de quienes le
hicieron daño, el recuerdo de quienes le arrebataron todo.
Nada le salía bien, relaciones
tóxicas, falsos amores, en todas sus parejas buscó protección, pero lo único
que recibió fue desprecio, traición, y cuando al fin pensó encontrar el
verdadero amor, la vida injusta se lo arrebató de la forma más cruel, con la
muerte. Sin razones para vivir una noche decidió mutilar sus muñecas, se
desangró poco a poco hasta que sus ojos se cerraron.
¿estoy muerta? Se preguntaba
mientras observaba un hermoso y verde paisaje, ¿esto es el cielo? Se cuestionaba,
no podía creer que lo que alguna vez le dijeron era cierto, al fin se sintió en
paz, caminaba libremente cuando de repente escuchó la voz de su más grande amor
que decía -Sofía ¿qué haces aquí? No mi amor, tú no, aun no puedes llegar a
este encuentro, Sofía sé que has sufrido demasiado, pero también sé que eres
una mujer fuerte, no puedes estar aquí mi amor y más cuando Dios tiene planes
para ti- Ella se quedó paralizada, nunca imaginó volver a encontrarse con su
único amor, Sofía corrió a abrazarlo, pero mientras más se acercaba, él poco a
poco desaparecía, ¡Ya no quiero vivir porque prefiero estar contigo! Gritaba desconsolada, no me hagas esto no te quiero volver a
perder, de pronto Sofía ya no veía a su amado cuando de pronto escuchó su voz
nuevamente que dijo – Mi amor, esta no es la manera correcta para volver a
estar juntos, despierta, vive, ama y vuelve a vivir pero hoy no será nuestro
encuentro, sé que es difícil para ti, pero más difícil será para mí no volver a
estar contigo cuando tu alma esté penando, Sofía sé feliz que mientras más lo
hagas más feliz seré yo, te amo- Sofía rompió en llanto y se dejó caer al suelo
dándose un golpe brutal que la dejó inconsciente.
De pronto sus ojos se abrieron
estaba tirada en su habitación bañada en sangre, corrió inmediatamente a buscar
algo para detener la hemorragia, estaba débil, mientras se vendaba sus muñecas
recordaba las palabras de su amado, sabiendo que si existe un cielo y que hay
alguien que siempre la cuida.
Así como Sofía existen miles de hombres y mujeres que se encuentran
viviendo una situación similar, piensan que los problemas se detienen quitándose
la vida, dejando de existir, pero no, esto no es así, porque lo único que hacen
es lastimar a quienes los quieren de verdad, estoy consciente que en la vida
hay problemas, pero también hay soluciones, estoy consciente que perder a
alguien es devastador pero también sé que más allá de nuestra vida existe algo
más y sé que en algún momento volveremos a encontrarnos con quienes se
adelantaron, pero tenemos que hacerlo de forma natural. El suicidio no es un
tema que deba tomarse a la ligera, es tiste y sobre todo irreparable, si te
sientes solo(a), triste habla con alguien, si no quieres compartir tu sentir
con otro ser humano entonces habla con Dios, él siempre te escuchará y te
llenará de paz tu corazón. Dios te bendiga