157 razones me hacen cada noche levantar mi rostro y
contemplar el cielo, un cielo tan vacío y oscuro que ni el mismo brillo de las
estrellas iluminan mis noches, 157 consecuencias son las que he enfrentado
desde aquel momento en donde no supe valorar lo que antes teníamos.
La noche me habla de ti, porque antes de emprender el sueño
habitual lo último que tengo en mi mente, es tu rostro, tu sonrisa, tus ojos,
tus labios, tu cabello, ¡carajo! Ni estando lejos puedo sacarte de mi mente. Lo
peor es llegar al que de ser mi día preferido, se convirtió en el viernes de la
mesa vacía, el viernes de recuerdos.
Quiero que sepas que, si tuviera nuevamente la oportunidad
de contemplarte, de verte frente a frente, de quererte aún más, de abrazarte y
sobre todo amarte, 157 serían las palabras amorosas que te diría al oído, como las 157 que te acabo de escribir.
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