Odio tanto a quienes dicen que
son capaces de bajarte la luna y las estrellas, mi odio es tal porque eso es
una mentira muy grande, la más grande de toda la historia, nadie en este
planeta tiene la capacidad para hacerlo. Odio tanto a quienes dicen que serían
capaces de besar a sus parejas toda la noche, porque eso es imposible en
cualquier momento alguno dormirá sin pedir permiso. Odio tanto a quienes juran
amor para la eternidad cuando en el primer momento de crisis salen corriendo.
Odio tanto a quienes dicen admirarte y en la primera oportunidad ofenden con todo aquello que siempre desearon decirle y por fin encontraron el
momento adecuado. Odio al mismo odio que a veces no me deja pensar y ver
claramente.
Porque ante cualquier situación
la honestidad siempre será lo mejor, prefiero decirte que no podré bajarte la
luna y las estrellas pero si buscaré la forma de invitarte muchas noches a un rincón
en donde lo único que se contemple sea el cielo estrellado y la luz de la luna
para que iluminen tu rostro, aunque, tú serías capaz de iluminarme la vida, también sería capaz de besarte hasta que te
quedes dormida y duermas sintiéndote una mujer deseada, porque no puedo
prometerte un amor eterno, pero si un amor real aunque éste sea efímero, así
mismo sé que no todo será miel sobre hojuelas pero tienes que saber que nunca
recibirás una ofensa, pero sobre todas las cosas sé que el amor siempre sale
vencedor sobre el odio. Por eso hoy te
escribo, acompañado de mi bebida favorita, el café, el café de tus ojos.
Alrez
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