martes, 9 de junio de 2015

Espíritus



Estefanía.
De pronto todo empezó a cambiar, las noches se volvían menos interesantes desde que ingresé a la universidad, no sé qué pasaba por mi cabeza cuando decidí entrar a la carrera de Derecho, quizá mi padre influyó mucho, ese señor tan egoísta pero a la vez tan inteligente, tomó  mis decisiones, quiero recordar cuando ha sido la única ocasión en la que pude hacer una elección sin que nadie  él metiera; pero esta noche por primera vez, después de 3 años, de estar estudiando algo que yo nunca quise las cosas empiezan a tomar sentido, son las 10 de la noche y el gran Abogado Don Lauro no ha llegado a casa, no he sabido nada de él desde las 7am que me llevó a la universidad, no sé cómo puedo extrañarlo tanto si ha manipulado mi vida a su conveniencia, pero me siento sola en casa, quizá la partida de mamá lo afectó y por eso es así conmigo, estoy sola en esta mansión  tengo un miedo terrible, nunca había sentido este escalofrío tan aterrador, posiblemente es por la soledad que me causa no tener a mi padre. – de pronto se escucha un estruendo en la parte trasera de la casa- ¿Quién anda ahí? -gritó desesperada-.
Don Lauro
Estoy hasta la madre de llevar a esta niña a la escuela y que en todo el camino no me dirija la palabra, no es posible que después de darle todo, me siga diciendo que yo tengo la culpa de la partida de su madre, cuando fue ella quien decidió irse con el mentado Ángelo (espiritista) , maldigo el día que empezó a decir que podía comunicarse con los espíritus, esos que según ella decían que yo iba a hacerle daño-lo hubiera hecho, pensó-, sin duda estaba demasiado loca para creer tales sandeces, a veces pienso- ¡qué bueno que se largó!- pero siento que la extraño y más, cuando sé, que tengo que educar a una mujer que me culpa de todo lo que le pasa; lo que yo deseo para mi Estefanía es que sea una grandiosa abogada como lo soy yo, pero en cambio ella se la pasa renegando de la vida que le doy, es una desagradecida. Ahora que la dejé en la universidad podré hacer todas mis actividades. No sé qué piensan los clientes, no me interesa ser su amigo, lo que yo hago es mi trabajo, no me interesa escucharlos, yo solo planeo la estrategia para hacerlos tener la razón pero a cambio recibo frases como –ustedes los abogados no tienen corazón- jaja me causa tanta gracia, pero en fin a veces hay que soportar las ocurrencias de la gente. Hay veces que deseo que a todos se los lleve la fregada, incluidos Ángelo , Estefanía y su madre, así me quitaría un gran peso de encima, pero , es mi hija y la madre de ella, aunque al cabrón de Ángelo que se lo lleve la chingada.
Narrador.
El día pasaba como todos los demás, don Lauro como siempre, una persona prepotente y egocéntrica, pasaba sus días humillando a la gente, mientras que Estefanía sentía una agonía interminable por estar sentada en un pupitre en donde lo único que hacía era estar callada, triste, sus notas eran extraordinarias porque sabía que sino ponía todo el entusiasmo, su padre la castigaría. Llegó la noche y Don Lauro no llegaba a casa mientras que Estefanía , aburrida, triste y sola por primera vez después de mucho tiempo, se sentía diferente, mientras renegaba, escuchó un ruido en la parte trasera de su casa, gritó para preguntar quién andaba ahí, nadie le contestó, salió a observar que sucedía, pero cual fue la sorpresa que era Ángelo, quien había irrumpido en su hogar, esa persona con la que su madre se había ido, tenía las manos llenas de sangre, su rostro parecía como si no fuera él, observó detenidamente a Estefanía, ella lo veía también, las palabras no le salían, se sentía atemorizada, Ángelo comenzó acercarse poco a poco, mientras que Estefanía se alejaba, Ángelo le arrojó aquellos aretes que Don Lauro le había regalado a su madre, ella pensaba que lo peor había sucedido, -Ángelo ¿Qué hiciste? Le preguntó titubeante- a lo que él contestó- lo que debí hacer hace tiempo, tu madre siempre me dijo que Don Lauro era una persona grosera y egocéntrica así que lo he asesinado como la rata que es, ¿notaste su ausencia?- Estefanía comenzó a llorar desconsoladamente, corrió hacia el despacho de su padre que tenía en su mansión, Ángelo la seguía con una sonrisa en el rostro, sin duda parecía el mismo Satanás, pero Estefanía sabía que su padre guardaba una 9mm dentro  de uno de los cajones de su escritorio, la tomó , apuntó a la cabeza de Ángelo y jalo el gatillo, dándole un disparo mortal, Ángelo cayó al piso inmediatamente, haciendo un charco de Sangre inmenso, Estefanía estaba en un estado de Shock, no sabía lo que había hecho, vengó la muerte de su padre, o al menos ella eso pensaba.
Pasaron las horas y Estefanía en posición fetal estaba en uno de los sillones del despacho de su papá, no podía dormir de tan solo pensar que pasaría por la mente de  su padre si estuviera vivo y tuviera que defender, porque se convirtió en una asesina; de repente   escuchó a lo lejos - ¿Estefanía estás despierta?- Era la mismísima voz de don Lauro, éste, al no escuchar la voz de su hija comenzó a buscarla hasta dirigirse a su oficina y cuál fue la sorpresa, que aquel hombre que le había arrebatado a su mujer estaba muerto tendido en el piso sobre un charco de sangre.  ¿Qué hiciste hija mía? –Le dijo Don Lauro asustado- no es posible papá, Ángelo me aseguró que te había asesinado, lo encontré en la parte trasera de la casa, me le escape y corrí a tu despacho donde sabía que guardabas esta pistola que mi abuelo te regaló, me dio mucho miedo y sin querer jale el gatillo, no se que hice papá, comentó Estefanía, estaba demasiado asustada por lo que había hecho, pensó un momento que sería la vergüenza para aquel magnifico abogado así que  tomó la pistola y frente a Don Lauro se dio un tiro en la cabeza.
Don Lauro
Que noche he tenido, después de esto que viví no quiero saber nada más, mi vida ya no será la misma…
¡Estefanía!-  gritó el Abogado- , despierta que se hace tarde para ir a la escuela…

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