Estefanía.
De pronto todo empezó a cambiar, las noches se volvían menos
interesantes desde que ingresé a la universidad, no sé qué pasaba por mi cabeza
cuando decidí entrar a la carrera de Derecho, quizá mi padre influyó mucho, ese
señor tan egoísta pero a la vez tan inteligente, tomó mis decisiones, quiero recordar cuando ha sido
la única ocasión en la que pude hacer una elección sin que nadie él
metiera; pero esta noche por primera vez, después de 3 años, de estar estudiando
algo que yo nunca quise las cosas empiezan a tomar sentido, son las 10 de la
noche y el gran Abogado Don Lauro no ha llegado a casa, no he sabido nada de él
desde las 7am que me llevó a la universidad, no sé cómo puedo extrañarlo tanto
si ha manipulado mi vida a su conveniencia, pero me siento sola en casa, quizá
la partida de mamá lo afectó y por eso es así conmigo, estoy sola en esta
mansión tengo un miedo terrible, nunca
había sentido este escalofrío tan aterrador, posiblemente es por la soledad que
me causa no tener a mi padre. – de pronto se escucha un estruendo en la parte
trasera de la casa- ¿Quién anda ahí? -gritó desesperada-.
Don Lauro
Estoy hasta la madre de llevar a esta niña a la escuela y que
en todo el camino no me dirija la palabra, no es posible que después de darle
todo, me siga diciendo que yo tengo la culpa de la partida de su madre, cuando
fue ella quien decidió irse con el mentado Ángelo (espiritista) , maldigo el
día que empezó a decir que podía comunicarse con los espíritus, esos que según
ella decían que yo iba a hacerle daño-lo hubiera hecho, pensó-, sin duda estaba
demasiado loca para creer tales sandeces, a veces pienso- ¡qué bueno que se
largó!- pero siento que la extraño y más, cuando sé, que tengo que educar a una
mujer que me culpa de todo lo que le pasa; lo que yo deseo para mi Estefanía es
que sea una grandiosa abogada como lo soy yo, pero en cambio ella se la pasa
renegando de la vida que le doy, es una desagradecida. Ahora que la dejé en la
universidad podré hacer todas mis actividades. No sé qué piensan los clientes,
no me interesa ser su amigo, lo que yo hago es mi trabajo, no me interesa
escucharlos, yo solo planeo la estrategia para hacerlos tener la razón pero a
cambio recibo frases como –ustedes los abogados no tienen corazón- jaja me
causa tanta gracia, pero en fin a veces hay que soportar las ocurrencias de la
gente. Hay veces que deseo que a todos se los lleve la fregada, incluidos
Ángelo , Estefanía y su madre, así me quitaría un gran peso de encima, pero ,
es mi hija y la madre de ella, aunque al cabrón de Ángelo que se lo lleve la chingada.
Narrador.
El día pasaba como todos los demás, don Lauro como siempre, una persona prepotente y egocéntrica, pasaba sus días humillando a la gente,
mientras que Estefanía sentía una agonía interminable por estar sentada en un
pupitre en donde lo único que hacía era estar callada, triste, sus notas eran
extraordinarias porque sabía que sino ponía todo el entusiasmo, su padre la
castigaría. Llegó la noche y Don Lauro no llegaba a casa mientras que Estefanía
, aburrida, triste y sola por primera vez después de mucho tiempo, se sentía
diferente, mientras renegaba, escuchó un ruido en la parte trasera de su casa,
gritó para preguntar quién andaba ahí, nadie le contestó, salió a observar que
sucedía, pero cual fue la sorpresa que era Ángelo, quien había irrumpido en su
hogar, esa persona con la que su madre se había ido, tenía las manos llenas de
sangre, su rostro parecía como si no fuera él, observó detenidamente a Estefanía,
ella lo veía también, las palabras no le salían, se sentía atemorizada, Ángelo
comenzó acercarse poco a poco, mientras que Estefanía se alejaba, Ángelo le arrojó
aquellos aretes que Don Lauro le había regalado a su madre, ella pensaba que lo
peor había sucedido, -Ángelo ¿Qué hiciste? Le preguntó titubeante- a lo que él
contestó- lo que debí hacer hace tiempo, tu madre siempre me dijo que Don Lauro
era una persona grosera y egocéntrica así que lo he asesinado como la rata que
es, ¿notaste su ausencia?- Estefanía comenzó a llorar desconsoladamente, corrió
hacia el despacho de su padre que tenía en su mansión, Ángelo la seguía con una
sonrisa en el rostro, sin duda parecía el mismo Satanás, pero Estefanía sabía
que su padre guardaba una 9mm dentro de uno de los cajones de su escritorio, la tomó , apuntó a la
cabeza de Ángelo y jalo el gatillo, dándole un disparo mortal, Ángelo cayó al
piso inmediatamente, haciendo un charco de Sangre inmenso, Estefanía estaba en un
estado de Shock, no sabía lo que había hecho, vengó la muerte de su padre, o al
menos ella eso pensaba.
Pasaron las horas y Estefanía en posición fetal estaba en
uno de los sillones del despacho de su papá, no podía dormir de tan solo
pensar que pasaría por la mente de su padre si estuviera vivo y tuviera que defender, porque se convirtió en una
asesina; de repente escuchó a lo lejos - ¿Estefanía estás despierta?- Era la mismísima
voz de don Lauro, éste, al no escuchar la voz de su hija comenzó a buscarla
hasta dirigirse a su oficina y cuál fue la sorpresa, que aquel hombre que le
había arrebatado a su mujer estaba muerto tendido en el piso sobre un charco de
sangre. ¿Qué hiciste hija mía? –Le dijo
Don Lauro asustado- no es posible papá, Ángelo me aseguró que te había asesinado, lo encontré en la parte trasera de la casa, me le escape y corrí a tu despacho donde sabía que guardabas esta pistola que mi abuelo te regaló, me dio mucho miedo y sin querer jale el gatillo, no se que hice papá,
comentó Estefanía, estaba demasiado asustada por lo que había hecho, pensó un momento que sería la vergüenza para aquel magnifico abogado así que tomó la pistola y frente a
Don Lauro se dio un tiro en la cabeza.
Don Lauro
Que noche he tenido, después de esto que viví no quiero
saber nada más, mi vida ya no será la misma…
¡Estefanía!- gritó el Abogado- , despierta que se hace tarde
para ir a la escuela…
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