Me acostumbré a tus migajas, me
acostumbré a ser siempre lo último que pasaba por tu mente, me acostumbré a ser
yo quien recordara las fechas importantes, me acostumbré a ser quien intentaba
cualquier cosa para que estuvieras feliz, no sabía cómo hacerlo. De pronto todo
se volvió gris, y a veces ni eso, todo se transformó en tensión, silencios, molestias,
enojos, reclamos, las risas quedaron en el pasado y la felicidad se convirtió
en amargura.
Me acostumbré a tener que
cancelar mis actividades porque eran contigo para que tu salieras con tus
amigos, hacía lo que estaba en mis manos para poderte ver sonreír, como aquella
vez en la que me enamoré de ti, donde tu sonrisa me inyectó ánimos y felicidad. Me acostumbre a ser tu segunda opción.
Me acostumbré a tener que decirle
a mi familia que no podías acompañarnos porque tenías trabajo, sabiendo que
hacías cualquier otra cosa, menos trabajar. Me acostumbré a tus malos tratos e insultos, porque te amaba.
Me acostumbré a verte rodeado de
mujeres, porque tus actividades así lo establecían, y nunca te reproché ni una
sola cosa, ni que te dijeran “corazón” o te abrazaran de forma demasiado
expresiva.
Me acostumbré tanto a lo poco,
que cualquier detalle era todo, me acostumbré a tu indiferencia que tus besos
me sabían a gloria, me acostumbré tanto a no ser valorada, que desde que
terminamos no he permitido a nadie que entre en mi vida.
Me acostumbré tanto a no ser
amada, que hoy cuando un hombre bueno y detallista se acerca a mí, lo primero
que hago es colocarme la armadura para que no pueda dañarme. Me acostumbré a
tus desprecios, que hoy cuando alguien me cautiva o halaga pienso que lo hacen
por compromiso. Me acostumbré tanto a tus migajas que hoy una persona me ofrece
toda una galaxia de amor y prefiero no aceptarlo, porque aunque me duela, para mí,
siempre serán mejor esas migajas que alguna vez me entregaste. Me acostumbré tanto a estar acostumbrada que hoy no sé si pueda eliminar de mi mente la costumbre de no sentirme amada.
Camila.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario