sábado, 12 de diciembre de 2015

En el espejo



Fueron muchos años de compartir nuestras vidas, éramos la pareja perfecta, todo era sonrisas, todo era amor, todo era belleza a nuestro alrededor, nunca olvidaré aquel momento tan mágico en donde me pidió que uniéramos nuestras vidas para la eternidad, aquel momento tan irónico porque lo que parecía ser un día gris y lluvioso, resultó ser el día más feliz de mi vida, me pidió matrimonio, me sentía la mujer más afortunada del mundo al saber que el hombre al que amaba me pedía estar conmigo siempre, sin lugar a dudas era la mujer más dichosa del mundo.

Tiempo después de nuestra unión, todo comenzó a cambiar repentinamente, lo que antes eran halagos se convertían en insultos, lo que primero fueron dulces caricias se convertían en empujones, en humillaciones, no sabía que pasaba, no sabía que era lo que le estaba faltando, hice de todo, cambié mi look, cambié mi forma de ser para él, lo que nunca fue suficiente.

Uno de mis temores más grandes siempre había sido el océano, él sabía que yo nunca estaría más de 2 horas en el mar, pero al parecer eso no le importaba, al parecer lo que quería era darme una lección, me llevó a la fuerza a un paseo con sus amigos, fueron 5 días muy tristes, 5 días humillándome, muriendo de miedo , no sabía que sucedía, todo era gris, todo era soledad, a pesar de haber estado con más personas en esa semana, no quiero ni recordar esos momentos.

La última noche, yo estaba decidida, no entendía porque aquella persona a quien le entregué mi vida entera me estaba traicionando de esa forma, no entendía las razones para destrozar algo que yo le regalé, lo único que deseaba era que lo cuidara, que lo quisiera como yo quería el de él, aunque ahora que lo pienso bien, nunca fue mío su corazón.

Decidida regresé de ese calvario, y con muchísimo miedo, le pedí terminar lo nuestro, aquellos años de matrimonio no fueron lo que pensé, su reacción fue violenta, su reacción fue de odio, me dijo cosas horribles, me dijo que “nunca encontraría al amor de mi vida porque lo estaba dejando”, la verdad yo le creí todo. El tiempo pasó, después de nuestra separación, empecé a subir de peso de una forma en la que nunca había pasado, dejé de ser alegre, mi rostro reflejaba el odio de él hacía a mí y sobre todo el que yo misma me tenía, empecé a creer que él tenía la razón.

En mi camino se cruzaron personas maravillosas, mi familia nunca me dejó sola, mis verdaderos amigos siempre estuvieron ahí, pero yo no quería nada de eso, lo que deseaba era morir, no niego que tuve momentos en donde el suicidio pasaba por mi mente, sé que era una estupidez.

Después de terapias, después de empezar a salir del agujero en donde me encontraba empecé a luchar contra la nostalgia, comencé a ser como era antes, claro, más fuerte, más dura, pero aún pensaba que él tenía razón, pensé que nunca encontraría al amor de mi vida.

El tiempo pasó, mi cuerpo empezaba a demostrar que podía recuperarse, y entonces entendí que si mi cuerpo podía, mi corazón y mi mente también lo harían, así que estaba a decidida a ser feliz, en ese transcurso de tiempo  llegaron a mi vida varios hombres, pero, notaba que ellos al saber que yo estaba divorciada lo único que deseaban era acostarse conmigo, ninguno tenía intenciones reales conmigo, lo que me ocasionaba caer en la misma depresión  de nunca encontrar al amor de mi vida, a veces me arrepentía haber dejado a aquella persona, que a pesar de que me humillaba y golpeaba siempre estaba ahí para mí, pero después comprendí que esa era una estupidez y que la decisión que tomé fue la acertada, y sabía que si tenía que quedarme sola lo haría, pero eso me ocasionaba miedo, no niego que después de mi ruptura me hice una mujer insegura, demasiado nerviosa.


Hoy en la mañana al despertar, todo era bello, los pájaros cantaban hermoso, el sol estaba radiante, la mañana como nunca se veía demasiado feliz, al dirigirme a tomar la ducha, caminé y pasé a lado de uno de  esos espejos que había decidido volver a colocar en mi hogar, aquellos que quité porque no quería ni verme, no quería darle la razón a aquel canalla, al pasar por uno de esos espejos, de reojo me quedé pensativa, observé detenidamente mi rostro, mi cuerpo, me observé a mí misma, y hoy al fin comprendí que él no tenía razón, porque hoy sé que el amor de mi vida siempre ha estado ahí, solo que nunca le había puesto atención,  el amor de mi vida, era quien se reflejaba en el espejo.


Dana. 

2 comentarios:

  1. Me encantó! Muchas mujeres tardamos en descubrir nuestro valor, pero es el mismo valor quien nos ayuda a encontrarlo!

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